Por Teresa Montiel Álvarez.
Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Fecha de recepción: 18/08/2016
Fecha de aceptación: 26/08/2016
Resumen.
Del 19 de julio al 30 de octubre, el Museo Thyssen-Bornemisza celebra la exposición “Caillebotte. Pintor y jardinero”, donde se realiza un recorrido por cuatro etapas temáticas en las que se desenvuelve el trabajo del pintor: el París de Haussmann, la casa de Yerres, la navegación y los jardines de Petite Gennevilliers.
Palabras clave: Gustave Caillebotte, Fotografía, Impresionismo, Museo Thyssen, Realismo.
Abstract.
From July 19 to October 30, Thyssen-Bornemisza Museum celebrates the exhibition “Caillebotte. Painter and gardener”, where a tour is done in four thematic stages in which the painter’s work unfolds: the Paris of Haussmann, the house Yerres, navigation and Gardens Petite Gennevilliers.
Keywords: Gustave Caillebotte, Photography, Impressionism, Thyssen, Realism.
La obra de Caillebotte[1] se centra entre la transformación de París en el II Imperio, con la reurbanización emprendida por el barón Haussmann[2], junto con la representación de la naturaleza en sus propiedades de Yerres, y en la finca de Petite Gennevilliers.
Gustave Caillebotte nace en 1848, y fallece a la temprana edad de 45 años. A lo largo de su vida, desarrollará una obra muy diferenciada entre ciudad y campo y de ahí, que esta evolución temática sea recogida en la exposición que actualmente se puede visitar en el Museo Thyssen.
Inmerso en el desarrollo del impresionismo y en la afición a la jardinería y horticultura, –pasión que comparte con el pintor Claude Monet, del que colecciona sus obras–, divide su trabajo artístico entre la pintura, y en el desarrollo de los jardines de las propiedades que va adquiriendo junto con su hermano Martial Caillebotte.
Sobrevuela desde sus primeros pasos dentro del realismo pictórico una insistente visión fotográfica de instantánea a partir de las obras “Los acuchilladores de parquet” de 1875, y “Pintores en un edificio” de 1877.
Ambas pinturas, centradas en el trabajo gremial de unos trabajadores, no serán aceptadas por la crítica, al considerar demasiado vulgar el hecho de plasmar el trabajo de unos obreros en plena faena.
Esta cuestión posteriormente se admitirá en los trabajos fotográficos de Eugène Atget[3] al documentar oficios gremiales de los habitantes del viejo París entre 1898 y 1900, y que servirían posteriormente de documento para artistas y modelo para pintores.
Estas estampas habituales del día a día, así como las famosas vistas del París de Haussmann, como la popular obra “Calle de París, tiempo lluvioso” de 1877 o “Un balcón, boulevard Haussmann” de 1880, logran una mirada realizada con ojo fotográfico de captura del simple instante por parte del pintor, del instante en el que Caillebotte está observando a esos mismos hombres.
Esta obra alude por la simple acción que representa, al calotipo “Le Stryge” de 1853 que Charles Nègre[4] realizó a su amigo Henri Le Secq[5], junto a una de las gárgolas de Nôtre Dame.
“Un balcón, boulevard Haussmann” de 1880.
“Le Stryge” 1853 Charles Nègre.
La visión de Cailleboitte a la hora de encuadrar el tema a tratar es altamente novedoso, tanto por el momento que se centra a representar en el lienzo, como por la perspectiva desde donde realiza la toma con los pinceles. Tal es el caso de la magnífica obra “El boulevard visto desde arriba”, que remite directamente a la fotografía subjetiva de Otto Steinert[6], “Ein-Fuß-Gänger” de 1950.
Las pinturas dedicadas a los remeros durante su estancia en Yerres, “Piraguas en el río Yerres” en 1877 o “Remero con sombrero de copa” de 1878, son un perfecto ejemplo de retrato fotográfico, centrando al remero en un enfoque lineal como si el pintor lo acompañase en su paseo en barca, utilizando una perspectiva tan realista como innovadora, como si fotografiase al remero a través del lienzo.
Remero con sombrero de copa 1878. Colección particular.
Del mismo modo, las pinturas que realiza de los jardines de Petit Gennevilliers, donde va aumentando la propiedad adquiriendo parcelas, para así realizar un proyecto global de jardines, plantaciones, invernadero, estudio y vivienda, dara paso a obras pictóricas donde plasmará la evolución de sus trabajos hortícolas y de jardinería, gracias a la reordenación estructural de la gran finca. Aquí Cailleboitte recupera la tradición fotográfica de documentación que décadas antes fotógrafos como Gustave Le Gray[7] en Fontainebleau entre 1849 y 1852, o Charles Marville[8] en su álbum del Bois de Boulogne en 1859, realizaron de bosques y vistas de parques parisinos. Las pinturas de la finca de Gennevilliers, son una constante recreación del mundo ajardinado que el pintor estaba construyendo como hogar. Se rodea de jardines y flores por doquier, ya sean reales o pintadas. No solo va registrando la evolución del conjunto de la naturaleza y las construcciones de la finca en los lienzos, sino que directamente decora con temática floral las estancias de la vivienda, para así hacer una inmersión en la plena naturaleza de manera verídica a la par que figurada.
Los girasoles, jardín de Petit Gennevilliers, (1885). Colección privada.
Conclusiones.
Como conclusión a la obra de Caillebotte en relación con sus contemporáneos fotógrafos, podemos encontrar una asimilación tanto estética y de forma como de contenido temático, sobre todo en gran parte de su primera obra.
Es importante señalar que debido a los años en que se desarrolla la obra completa de Caillebotte, pudo vivir de primera mano los cambios que las nuevas tendencias pictóricas así como creativas, se estaban dando en el panorama artístico francés, sobre todo, al ser partícipe como mecenas del movimiento impresionista.
Esto implica que su conocimiento dentro del ámbito artístico se extendiese a los logros y novedades que se estaban dando dentro de la esfera fotográfica, así como a otras formas de mirada estética a la hora de constatar la simple realidad, escenas de la vida cotidiana, o situaciones familiares.
La mirada del artista ajeno al academicismo tradicional y estético, consigue liberar su creatividad acudiendo a otra forma de mirada sutil, de manera que la innovación y las similitudes tanto del ojo del pintor, como del ojo del fotógrafo se unifican en una nueva estética visual.
Del mismo modo, documentar la realidad, incluido lo real cotidiano, es otro logro donde se eliminan los convencionalismos temáticos y estéticos, gracias a los cuales la mirada documental del pintor se acerca a la mirada documental del fotógrafo.
Esto proporciona un paralelismo de captación de la realidad innovadora, que enriquece a la vez que complementa la obra del pintor impresionista, a la búsqueda de retratar las diferentes formas cambiantes de realidad. Será esta tendencia una fuente inagotable de inspiración en todo lo que rodea al artista, puesto que todo es ya susceptible de ser trasladado al lienzo, al igual que ocurre con el fotógrafo y su cámara.
BIBLIOGRAFÍA.
BAUDELAIRE, CH.: Salones y otros escritos sobre el arte. Madrid, Visor, 1996.
MONTIEL ÁLVAREZ, T.:
-“Eugène Atget, el fotógrafo que solo quería ser documentalista”, Iberian, nº 9, Jaén 2014, pp. 75-90.
-“Las Misiones Heliográficas de 1851”, ArtyHum, nº 12, Vigo, 2015, pp. 121-129.
VV.AA.: Caillebotte, pintor y jardinero. Madrid, Coedición del Musée des impressionnismes Giverny, Museo Thyssen-Bornemisza y Éditions Hazan, 2016.
WEBGRAFÍA
Lámina 4.
https://www.flickr.com/photos/repolco/16206280073
*Portada: Gustave Caillebotte. “Calle de París, tiempo lluvioso” (1877). Art Institute of Chicago.
[1] Gustave Caillebotte (1848-1894). Alumno del pintor León Bonnat, pudo consagrarse a la práctica de la pintura gracias a la importante herencia que sus padres le dejaron a él y a sus dos hermanos. En la década de los setenta comienza su relación de amistad con pintores como Degas o Monet, presentándose en 1876 en la segunda exposición impresionista. El estilo de Caillebotte, en sus inicios de clara vertiente realista, va variando con el tiempo debido a la evidente influencia de los pintores impresionistas con los que se relaciona. No obstante, su estilo no se enmarca de manera ortodoxa en ningún movimiento contemporáneo a él, ya que va tomando inspiración tanto técnica como estilística, adaptándola a sus temáticas preferidas, como las escenas cotidianas del campo o la ciudad, la jardinería o los paseos náuticos. Además de su dedicación a la pintura, Caillebotte actuó como mecenas para pintores impresionistas con los que compartía pasión por la pintura y amistad, como en el caso de Renoir o Monet, además de organizar exposiciones de pintura impresionista.
[2] George-Eugêne Haussmann (1809-1891). Prefecto del departamento del Sena en 1853, fue nombrado por Napoleón III como encargado de la reurbanización de la ciudad de París, para adaptarla a la modernización de los nuevos tiempos en materia de transporte y comunicación, así como para higienizar el casco antiguo de la ciudad por medio de nuevas construcciones, alcantarillado y eliminación de la capa social menos favorecida. La reurbanización de París realizada por Haussmann fue polémica a la vez que necesaria y novedosa, reorganizando el París que conocemos hoy en día por medio de la ampliación de grandes avenidas, así como el hecho de impulsar los grandes monumentos como ejes y puntos de referencia visual urbanísticos.
[3] Eugêne Atget (1857-1927) fue uno de los principales fotógrafos franceses, que lejos de considerarse fotógrafo, -ya que él se consideraba así mismo documentalista, puesto que sus fotografías eran documentos para artistas-, fue el referente para el movimiento surrealista gracias a sus imágenes de los famosos escaparates de París y de las fotografías que iba tomando de las zonas más pintorescas y desapercibidas de las calles del París antiguo. Además de la realización de los documentos para artistas, -fundamentalmente pintores que se inspiraban en las fotografías de Atget para sus cuadros-, el fotógrafo se dedicó a fotografiar el París en vías de extinción afectado por las reformas el barón Haussmann, no solo a nivel urbanístico, si no a la hora de captar oficios y personas habituales de las calles de la ciudad, que la propia modernización de la capital iba a eliminar por la propia naturaleza del progreso de los tiempos. La obra de Eugêne Atget fue descubierta como objeto artístico por el surrealista Man Ray y la fotógrafa americana Berenice Abbott en los últimos años de vida del francés, dándola a conocer y poniéndola en valor tras su muerte.
[4] Charles Nêgre (1820-1880) comienza en el arte como alumno de los pintores Paul Delaroche e Ingres. A partir de la invención del daguerrotipo, en la década de los cuarenta comienza a estudiar y experimentar con la fotografía, pasando posteriormente al calotipo y centrándose en el colodión húmedo, desarrollando mejoras técnicas dentro de esta especialidad. Fundó junto con otros fotógrafos la Sociedad Francesa de Fotografía, centrando sus trabajos en la documentación de monumentos, obras de arte y paisajes, así como incipientes formas de reportaje social de trabajadores de gremios.
[5] Henri Le Secq (1818-1882) comienza sus estudios de escultura y pintura en los talleres de James Pradier y Paul Delaroche, y en los años cuarenta se centra en la actividad fotográfica demostrando tener una visión y ojo fotográfico innovador, desmarcándose de la habitual documentación gráfica que los fotógrafos de la época realizaban en los inicios de la fotografía documental. Formó parte también de las Misiones Heliográficas junto con los fotógrafos Gustave Le Gray, Hippolyte Bayard, Édouard Baldús y Mestral, destacando su trabajo de la Catedral de Reims.
[6] Otto Steinert (1915-1978) fue el impulsor de la fotografía subjetiva de gran influencia tras la Segunda Guerra Mundial. Retoma las directrices de la fotografía de la Bauhaus donde la búsqueda de un lenguaje específicamente fotográfico, sea la idea central que la imagen obtenida transmita. Para Steinert la fotografía no es sólo el tema o el objeto fotografiado, si no todo el proceso que el fotógrafo a nivel de investigación y creativo atraviesa para llegar a captar la imagen.
[7] Gustave Le Gray (1820-1884) fue uno de los fundadores de la Sociedad Heliográfica y la Sociedad Francesa de Fotografía, además de miembro de la Misión Heliográfica para documentar el patrimonio artístico francés. Le Gray encontró en la fotografía una forma de arte lejos de la simple mecánica a la que estaba condenada la fotografía en sus inicios, y a la que se dedicó investigando mejoras técnicas que superasen la limitación que en ese momento tenía la práctica del daguerrotipo. Retratista de calidad, género que abandona cuando la fotografía de retrato se populariza, al quedar lo comercial por encima de lo artístico, se centrará en la fotografía paisajística desarrollando la práctica de la superposición de negativos para lograr una sola fotografía con resultados no vistos hasta ese momento. Sus investigaciones sobre el colodión húmedo las expondrá en el Tratado práctico de la fotografía de 1849.
[8] Charles Marville (1813-1879). Fotógrafo precursor del documentalismo urbanístico, y nombrado fotógrafo de la ciudad de París, realizó por encargo público, toda una serie de documentación fotográfica de las calles, avenidas y edificios que la reforma del barón Haussmann iba a eliminar, así como de los nuevos edificios, monumentos o bosques que se habían reformado o mejorado dentro de la modernización de la capital. El trabajo realizado por Marville no solo se centró en calles y edificios que hoy en día son un perfecto documento del París desaparecido, si no que fotografió una amplia serie de los elementos públicos más modernos que se instalaron en la ciudad, como las farolas o los urinarios, creando un auténtico catálogo de mobiliario urbano que se llegó a exponer en las exposiciones universales de París de 1878 y Melbourne de 1880.
Artículo publicado en ArtyHum:
MONTIEL ALVAREZ, Teresa: “Caillebotte. Pintor y Jardinero. Exposición Museo Thyssen-Bornemisza. Reflexión entre el ojo del pintor y el ojo fotográfico” ArtyHum. Revista digital de Artes y Humanidades. ISSN 2341-4898, Nº 28, Septiembre, Vigo 2016. pp. 163-170