Thomas Richard Williams. «Cacatúa encaramada y cacatúa echando a volar»

Título: Cacatúa encaramada y cacatúa echando a volar

Autor, nacionalidad, año: Thomas Richard Williams (1824-1871) Inglaterra (1851-1855 aprox.)

Procedencia de la imagen:  The London Stereoscopic Company

Género: Bodegón-naturaleza muerta

Formato: Fotografía estereoscópica

Thomas Richard Williams dedicó su carrera al retrato, disciplina en la que era altamente apreciado por la calidad artística y técnica de su obra, pero también centró su atención en la creación de fotografías estereoscópicas, las cuales a mediados de siglo XIX tuvieron gran auge y popularidad gracias a la labor de la London Stereoscopic Company (LSC) encargada de dar a conocer sus trabajos.

Williams se dedicó a la creación de tres series temáticas muy concretas de fotografía estereoscópica que la LSC publicó y distribuyó: la llamada “Primera Serie” centrada en bodegones, alegorías y naturalezas muertas en la tradición del bodegón holandés, “Escenas de nuestro pueblo” referidas a la vida de un pueblo cuasi idílico en la Inglaterra rural, y la serie dedicada al “Cristal Palace” en 1854, donde no solo la técnica de la que era capaz era muy elevada, si no que el contenido narrativo de las mismas era absolutamente sorprendente tanto para sus contemporáneos como vistas hoy en día.

En estas dos escenas de la cacatúa, se puede comprobar cómo el sentido narrativo es inherente en ambas, vistas tanto individualmente como a continuación una de otra.

En la primera imagen vemos a una cacatúa observándose en el espejo, como era costumbre ponerles un espejo donde reflejarse para entretenerse. Centra la vista la figura de la cacatúa en el lado izquierdo de la fotografía, compensando esta escena un jarrón chino con decoración floreada al que cruza una lanza de la que cuelga una bola china de marfil tallado con otras siete bolas en su interior también talladas[1] -esto es perfectamente apreciable debido a la alta calidad técnica de la imagen que fotografió Williams-.

Esta bola china colgante será en la siguiente escena estereográfica protagonista junto a la cacatúa.

Junto con los tres principales puntos de atención, podemos observar apoyados en una consola estilo Luis XV la figura de un perro de apariencia chinesca como idea de hogar y fidelidad, otro jarrón de menor tamaño con decoración china de la que surge una pluma de pavo real, además de una serie de cartas, una jarra y el marco de un espejo de mesa profusamente elaborado.

Rodea toda esta composición una serie de telas gruesas que dan plasticidad, sujetas con gruesas cuerdas que dan idea de peso a la manera de un telón que abre la escena, contrastando con una serie de mantones y pañuelos de seda chinos.

Todo este cuadro perfectamente ordenado y organizado podemos apreciarlo como un bodegón, que no naturaleza muerta ya que la puesta en escena nos hace creer que la cacatúa se está mirando a un espejo (obviamente el ave está disecada), en un ambiente cotidiano dentro de su rutina evidentemente lujosa puesto que el hogar que nos trasmite la fotografía con todo este despliegue de objetos perfectamente elegidos y suntuosos que no estaban al alcance de cualquiera, nos da una idea de hogar o mansión acomodada económicamente.


Cacatúa encaramada en la fotografía estereoscópica completa

En la siguiente imagen, la cosa cambia sustancialmente tanto por el dinamismo de la escena como la limpieza que se ha hecho de atrezo en la fotografía, ya que pasamos de la tranquilidad de una escena hogareña a un intento de fuga.

Ahora la cacatúa ha decidido echar a volar y marcharse no sin antes robar la bola de marfil como si de su juguete precioso se tratase.

La escena ahora tiene muchos menos elementos descriptivos en el bodegón, solamente quedan simbólicamente otro jarrón chino que esta vez ha cambiado su diseño, ahora nos describe una escena al aire libre con un puente y un lago algo muy indicativo de ansias de vuelo fuera del encierro de cuatro pareces que tiene el ave, hay una jaula vacía de la que surge la pluma de pavo real -que antes lo hacía del pequeño jarrón chino de la anterior fotografía- y hay caído un marco de madera elaborada -mismo marco que veíamos en la anterior imagen-, vacío y semi tapado por una tira de encaje floreada que fomenta la idea de caos al emprender el vuelo la cacatúa. Toda la escena está enmarcada por una gruesa tela de duros pliegues, y en la parte derecha de la imagen, cuelga un mantón de seda chino del gran jarrón.

Toda la imagen pierde color en favor del punto de luz que está representado por el ave y su bola de marfil, al contrario que en la anterior fotografía donde la profusión de objetos ligeramente distraen, rellenan y a la vez iluminan cada uno por separado, en esta se ha rebajado la distracción visual, el dinamismo casi dramático de la cacatúa a punto de echar a volar llevándose su bola, centra toda la atención puesto que la composición inteligentemente recreada no solo por la posición de las alas si no del movimiento de la cadena de la que pende la bola es magistral, gracias a la ondulación que se ha forzado para dar acción y rapidez a la escena. Debemos observar también el triángulo formado por el jarrón, el ave y el marco caído, así como el giro de la cabeza de del ave parece mirar la escena al aire libre del jarrón, y siendo el vértice de este triángulo, abre al espectador la parte izquierda de la fotografía por donde la cacatúa escapara volando.

Es por ello que ambas fotografías estereográficas se pueden leer como una narración complementaria, la primera como la tranquilidad de la vida hogareña de la cacatúa, y la segunda como la decisión del ave por sus ansias de libertad llevándose la bola de marfil de manera alocada.

Para mas información sobre fotografía estereoscópica de la Londond Stereoscopic Company y la obra recopilada de T.R.Williams:

https://www.londonstereo.com/trwilliams/index.html

[1] Estas bolas chinas son originarias de Cantón, y son una especie de puzzle chino de una gran complejidad a la hora de elaborarlo por la diversidad de capas internas talladas, muy apreciado en Europa entre los siglos XVIII y XIX como objeto precioso de decoración.

Deja un comentario