Título: Ángel de la Pasión, Sainte-Chapelle
Autor, nacionalidad, año: Auguste Mestral (1812-1884). Francia. 1852-53
Procedencia de la imagen: Metropolitan Museum of Art
Género: Escultura
Formato: Papel salado 32.9 x 20.3
Auguste Mestral fue uno de los cinco fotógrafos que componían las Misiones Heliográficas (1), y a los que en 1851 se les encomendó la documentación fotográfica del patrimonio arquitectónico e histórico francés.
Gran amigo de Gustave Le Gray –con el que hizo la única pareja del grupo de las Misiones-, se encargaron de realizar las fotografías de la zona centro-sur y sur-oeste del país: los castillos del Loira, las iglesias románicas del Camino de Santiago, Carcassonne, Albí, Perpiñán, Le Puy y Clermont-Ferrand.
Debido a esta particular asociación, la autoría de las imágenes es compartida, por lo que habría que conocer la estética e idiosincrasia de cada autor, para poder definir cual pertenece a cada uno de los dos fotógrafos.
No existe mucha información sobre la vida de Auguste Mestral y sobre su trabajo, de hecho se le suele nombrar como O. Mestral sin saber hoy en día esa O a que nombre de pila se debe, ni desde cuando se sustituyó su verdadero nombre: Auguste.
Posteriormente al trabajo de las Misiones Heliográficas, el escultor Adolphe-Víctor Geoffroy Dechaume, encargó a Mestral que fotografiase la serie de Ángeles de la Pasión que había restaurado en Sainte Chapelle. Esta capilla del siglo XIII ubicada en la zona de la Île de la Cité en pleno corazón de París, había comenzado su restauración en 1846, en plena efervescencia del retorno al espíritu medieval que se instaló en el siglo XIX en Francia.
Esta fotografía en concreto, es la más destacada de toda la serie que realizó Mestral, por su composición y escenografía, ya que no es el Ángel de la Pasión que porta un flagelo –como instrumento de la pasión de Cristo-, el elemento más destacado de la imagen: se incluye en ella a dos trabajadores de las labores de restauración, en un momento de descanso totalmente insólito, quedando los dos obreros como protagonistas de la escena por encima del de la figura del ángel, en un conjunto tan extraño como surrealista.
Las estatuas de los ángeles eran fotografiadas por Mestral en un fondo neutro, un telón blanco o sábana, de manera exenta, entre los restos de la restauración, antes de la colocación definitiva en su lugar. Pero en este caso, y debido a los tiempos de exposición -probablemente entre diez y quince minutos-, logra que se difumine el fondo de tal manera, que parece que el ángel se ha materializado entre nubes mientras uno de los obreros está durmiendo, a modo de representación un sueño de Jacob escenificado.
A la izquierda de la fotografía, destaca el otro trabajador, sujetando una cabeza coronada como si la mostrase al público a modo de hallazgo casual, o podría remitir y entenderse simbólicamente respecto a los hechos acaecidos el siglo anterior con la monarquía francesa.
La escena general puede dividirse en dos partes diferenciadas, puesto que ninguna de estas dos partes tienen realmente relación entre sí en la fotografía.
A la derecha, el ángel no queda como protagonista tal y como debería haber sido por el encargo de documentación de las esculturas de Sainte Chapelle. Existe una sensación de quedar fuera de escena, a un extremo de la fotografía, cediendo ese protagonismo que debería corresponderle entre el resto de componentes de la imagen. A pesar de que por altura y presencia escenográfica la estatua del ángel debería ser primordial, la dirección de la mirada y la posición del cuerpo del ángel nos transmite que el resto de la escena no va realmente con él, es tan solo un adorno para dar entidad a la fotografía, únicamente integrado por la posición del obrero dormido si nos remitimos al episodio bíblico.
Por otro lado tras la primera impresión de pesos visuales, la mirada del espectador se dirige hacia la izquierda, donde el trabajador mantiene entre sus manos la cabeza cortada de, suponemos un monarca francés, en un estado de reposo absoluto, de simple evidencia de lo que tiene en sus manos sin una mayor implicación con el hecho en sí, y más si se tiene en cuenta las circunstancias de haber guillotinado cabezas reales y nobles durante la Revolución Francesa.
La lectura de la fotografía se podría considerar una charada visual, por la mezcla de significados ocultos que las dos partes, tanto en general como por separado mantienen, y a la vez, por el alto componente surrealista que Mestral logra al unir realeza, religión y hecho terrenal en su imagen, ya que no solo el flagelo del ángel es el único elemento de la pasión, la real cabeza guillotinada que sostiene el trabajador, nos da a entender esto último como otro atributo más de la misma.
(1) Para conocer más sobre las Misiones Heliográficas: LAS MISIONES HELIOGRÁFICAS DE 1851